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En la tierra donde abundan las marcas, el director del documental Super size me, pretende contarnos fielmente cómo es negociar con las empresas para conseguir patrocinadores que paguen tu película, para lo cual se encamina a buscar anunciantes que les interese participar. Tiene claro que no va a atraer ninguna marca grande, así que centra su estrategia en las pequeñas, como el desodorante Ban o la estación de servicio Sheetz. Pues bien, Spurlock, graba cada una de las negociaciones con los distintos patrocinadores. Es absolutamente genial cómo se vende él mismo y su película. El miedo de todas las empresas es la reputación que caracteriza al director y si les afectará a ellos como patrocinadores. Suena a algo así: «Está haciendo un documental para meterse con la publicidad y nosotros somos tontos y contribuimos a pagárselo». Pero así es América, se arriesgan por conseguir un poquito de relevancia dentro de ese gran mundo comercial.
Poco a poco, Spurlock se fue vendiendo. Una de las gracias del documental es que muestra las negociaciones, pero también el resultado. Un ejemplo, Pom le dijo que tenía que incluir un spot de 30 segundos en su película. Spurlock llevó varias ideas, cada cual más absurda. Finalmente Pom le dijo que tenía que hacer publicidad comparativa con Minute Maid.
Pero no todo es broma, y es que entra en grandes cuestiones que siempre nos acompañan a los publicistas. ¿Es lícito, es moral, el emplazamiento publicitario? Los defensores del consumidor, obviamente, dicen que no, que deben avisar cuando el público está expuesto. Spurlock demuestra que es prácticamente imposible respetar a todos los requisitos que los defensores piden. Spurlock señala todas las marcas que vemos y añade varios mensajes de alarma para los consumidores, y luego pregunta «¿Distrae la publicidad?» La respuesta es sí, distrae.
Otra cuestión contra la que arremete es la publicidad en el cine y las series, y cómo afecta ésta a los guionistas y al argumento original. Cada vez vemos más guiones adaptados mencionando algún producto. En el documental pone el ejemplo de la serie 90210 Sensación de vivir, donde uno de los protagonistas dice algo así como “gracias a (la marca X) estoy aquí” (con el producto en cuestión en la mano).
Algo que nos llamó mucho la atención es el viaje de Morgan a Sao Paulo para enseñarnos que allí han aprobado una ley prohibiendo la publicidad exterior. Con el lema “Ciudad limpia” no se refieren sólo a la contaminación sino al cansancio visual que supone la publicidad. El alcalde justifica esta decisión, entre otros motivos, alegando que, como Sao Paulo no es bonita, así tienen alguna peculiaridad que la haga más atractiva a ojos del mundo.
Como apunte final, hay que decir que ni uno solo de los anunciantes aprobó la película una vez terminada. En definitiva, el documental es absolutamente recomendable. Hace cuestionarse varias cosas de nuestra profesión y sobre todo, la diferencia tan marcada que hay entre EE.UU. y los países no yanquizados (en Europa no se cortan las películas, por ejemplo). Pero, aunque seamos distintos, son factores a tener en cuenta. Y es que nuestra libertad termina donde empieza la del otro.
Otra cuestión contra la que arremete es la publicidad en el cine y las series, y cómo afecta ésta a los guionistas y al argumento original. Cada vez vemos más guiones adaptados mencionando algún producto. En el documental pone el ejemplo de la serie 90210 Sensación de vivir, donde uno de los protagonistas dice algo así como “gracias a (la marca X) estoy aquí” (con el producto en cuestión en la mano).
Algo que nos llamó mucho la atención es el viaje de Morgan a Sao Paulo para enseñarnos que allí han aprobado una ley prohibiendo la publicidad exterior. Con el lema “Ciudad limpia” no se refieren sólo a la contaminación sino al cansancio visual que supone la publicidad. El alcalde justifica esta decisión, entre otros motivos, alegando que, como Sao Paulo no es bonita, así tienen alguna peculiaridad que la haga más atractiva a ojos del mundo.
Como apunte final, hay que decir que ni uno solo de los anunciantes aprobó la película una vez terminada. En definitiva, el documental es absolutamente recomendable. Hace cuestionarse varias cosas de nuestra profesión y sobre todo, la diferencia tan marcada que hay entre EE.UU. y los países no yanquizados (en Europa no se cortan las películas, por ejemplo). Pero, aunque seamos distintos, son factores a tener en cuenta. Y es que nuestra libertad termina donde empieza la del otro.
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