Este documental nos muestra la relación entre las subvenciones agrícolas europeas, la destrucción de la agricultura y la ganadería en países del tercer mundo, que son presionados con la pérdida de los fondos de ayuda humanitaria en caso de reimplantar aranceles a la importación de los alimentos subvencionados de la Unión Europea.
Los países del tercer mundo producen alimentos con un costo menor que los países europeos, sin embargo la Unión Europea precisa exportar los excedentes de una producción sustentada exclusivamente en subsidios y para eso quiebra las economías de los países subdesarrollados.
Las subvenciones europeas tienen como destinatarios a los agricultores. Éstos suelen pertenecer a los sectores de renta más bajos dentro de la Unión Europea y representan a un sector económico en franco retroceso. Por otro lado, la agricultura y la ganadería suponen en muchos casos las únicas alternativas posibles para el sostenimiento del medio rural y una apuesta por las tradiciones agropecuarias.
No podemos comparar sin más a un agricultor de un país subdesarrollado con otro de un país desarrollado. Hay que introducir elementos correctores de los datos utilizados para efectuar la comparación. Con un dólar se pueden comprar ciertas cantidades de productos en Angola, y otras cantidades del mismo producto en Holanda, por poner un ejemplo.
Pero no cabe duda de que la Unión Europea y los EE.UU. sobreprotegen sus productos de tal manera que es imposible que se pueda competir con ellos en igualdad de condiciones. En el seno de la Organización Mundial del Comercio, los países desarrollados exigen a los demás que eliminen las trabas aduaneras, mientras ellos fijan medidas de efecto equivalente, como lo son las subvenciones.
Los países del tercer mundo producen alimentos con un costo menor que los países europeos, sin embargo la Unión Europea precisa exportar los excedentes de una producción sustentada exclusivamente en subsidios y para eso quiebra las economías de los países subdesarrollados.
Las subvenciones europeas tienen como destinatarios a los agricultores. Éstos suelen pertenecer a los sectores de renta más bajos dentro de la Unión Europea y representan a un sector económico en franco retroceso. Por otro lado, la agricultura y la ganadería suponen en muchos casos las únicas alternativas posibles para el sostenimiento del medio rural y una apuesta por las tradiciones agropecuarias.
No podemos comparar sin más a un agricultor de un país subdesarrollado con otro de un país desarrollado. Hay que introducir elementos correctores de los datos utilizados para efectuar la comparación. Con un dólar se pueden comprar ciertas cantidades de productos en Angola, y otras cantidades del mismo producto en Holanda, por poner un ejemplo.
Pero no cabe duda de que la Unión Europea y los EE.UU. sobreprotegen sus productos de tal manera que es imposible que se pueda competir con ellos en igualdad de condiciones. En el seno de la Organización Mundial del Comercio, los países desarrollados exigen a los demás que eliminen las trabas aduaneras, mientras ellos fijan medidas de efecto equivalente, como lo son las subvenciones.
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