Este documental, enfoca la relación de el artista con un grupo de trabajadores de Gramacho, todos con características que lo hacen especiales en esta historia y que se convierten en el principal motor de esta narración. Toca todas las fibras. Es sensible pero al mismo tiempo con una dosis de humor, de realismo, de drama, en general cumple perfectamente con su condición de documental.
El ritmo de la historia es ideal y el tono de comunicación nos acerca desde el primer momento con cada uno de sus personajes y su cotidianidad llena de sacrificio y en el que nos enfrentamos cara a cara a una realidad que muchos desconocemos. La gran virtud es comprobar que siempre habrá buenas y nuevas historias que contar. Lo único que se necesita es tener un problema y una intención para solucionarlo.
Cualquier análisis caería irremediablemente en muchos lugares comunes que seguro la directora de este documental, Lucy Walker, quiere evitar. Cuando ese peligro existe, lo mejor es limitarse a dar una descripción que ayude al lector a decidir si está interesado en ver algo que puede hacerlo sentir incómodo. En este caso, de cómo la basura de Río de Janeiro es el sustento de decenas de personas.
El artista brasileño Vik Muniz, establecido en Brooklyn, EE.UU., viaja a Brasil con el objetivo de pintar con basura a los "catadores", recolectores de desechos reciclables que se buscan la vida en Jardim Gramacho, el basurero más grande de América Latina, ubicado en las afueras de Río de Janeiro. Lucy Walker atestiguó todo el proceso durante el cual los recolectores de basura pasaron de ser sujetos de un posible retrato a personas que intentan llevar con dignidad un oficio con el que nadie sueña.
El ritmo de la historia es ideal y el tono de comunicación nos acerca desde el primer momento con cada uno de sus personajes y su cotidianidad llena de sacrificio y en el que nos enfrentamos cara a cara a una realidad que muchos desconocemos. La gran virtud es comprobar que siempre habrá buenas y nuevas historias que contar. Lo único que se necesita es tener un problema y una intención para solucionarlo.
Cualquier análisis caería irremediablemente en muchos lugares comunes que seguro la directora de este documental, Lucy Walker, quiere evitar. Cuando ese peligro existe, lo mejor es limitarse a dar una descripción que ayude al lector a decidir si está interesado en ver algo que puede hacerlo sentir incómodo. En este caso, de cómo la basura de Río de Janeiro es el sustento de decenas de personas.
El artista brasileño Vik Muniz, establecido en Brooklyn, EE.UU., viaja a Brasil con el objetivo de pintar con basura a los "catadores", recolectores de desechos reciclables que se buscan la vida en Jardim Gramacho, el basurero más grande de América Latina, ubicado en las afueras de Río de Janeiro. Lucy Walker atestiguó todo el proceso durante el cual los recolectores de basura pasaron de ser sujetos de un posible retrato a personas que intentan llevar con dignidad un oficio con el que nadie sueña.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario