Esta película muestra los hechos violentos y racistas que ocurrieron el 24 de mayo de 2008 en la ciudad boliviana de Sucre. Producido por Cesar Brie y un grupo de documentalistas de Sucre, contiene escenas de la brutal violencia cuando un grupo de agricultores, policías y líderes comunales indígenas fueron capturados por grupos afines al Comité Interinstitucional y por estudiantes de la Universidad San Francisco Xavier, y fueran agredidos, desvestidos y humillados públicamente.
Estos actos bárbaros transcurren inmediatamente después de que tanto la alcaldesa de Sucre como dirigentes cívicos hubieran exigido a Evo Morales que no concurriese a un acto público en el estadio Patria dónde tenía previsto hablar.
Amparados por la impunidad que tienen actos de violencia de gran trascendencia como el de enero del 2007 en Cochabamba con enfrentamientos violentos organizados por la Prefectura y el Comité Cívico, así como reiteradas agresiones de parte de la Unión Juvenil Cruceñista que nunca han sido castigadas, la violencia se inicia en Sucre un año antes de estos ataques xenófobos, después que el Comité Interinstitucional se organizara para reclamar a través de una demanda la capitalidad y traslado del gobierno central a Sucre.
Lo más lamentable es ver como pobladores urbanos de origen nativo insultan y atacan a sus hermanos y hermanas indígenas, utilizando insultos racistas contra su misma raza. Esto es resultado de la educación racista que los medios de comunicación y el sistema educativo promueven en Bolivia, que hacen creer a los indígenas urbanos que ellos descienden exclusivamente de hispanos y otras etnias y culturas europeas.
Estos actos bárbaros transcurren inmediatamente después de que tanto la alcaldesa de Sucre como dirigentes cívicos hubieran exigido a Evo Morales que no concurriese a un acto público en el estadio Patria dónde tenía previsto hablar.
Amparados por la impunidad que tienen actos de violencia de gran trascendencia como el de enero del 2007 en Cochabamba con enfrentamientos violentos organizados por la Prefectura y el Comité Cívico, así como reiteradas agresiones de parte de la Unión Juvenil Cruceñista que nunca han sido castigadas, la violencia se inicia en Sucre un año antes de estos ataques xenófobos, después que el Comité Interinstitucional se organizara para reclamar a través de una demanda la capitalidad y traslado del gobierno central a Sucre.
Lo más lamentable es ver como pobladores urbanos de origen nativo insultan y atacan a sus hermanos y hermanas indígenas, utilizando insultos racistas contra su misma raza. Esto es resultado de la educación racista que los medios de comunicación y el sistema educativo promueven en Bolivia, que hacen creer a los indígenas urbanos que ellos descienden exclusivamente de hispanos y otras etnias y culturas europeas.
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