Usando como punto de partida un inocente sketch colegial donde liceales recrean lo que fuera una ocupación en tiempos de Pinochet, este documental pasa revista a uno de los aspectos menos conocidos de la resistencia a la dictadura militar: el movimiento secundario.
Quienes no fueron protagonistas de esos episodios, difícilmente recordarán las noticias de la toma del Liceo de Aplicación, por ejemplo, o las protestas callejeras en la Alameda, lideradas por niños en uniforme, apenas adolescentes, premunidos de banderas y pancartas.
Quienes no fueron protagonistas de esos episodios, difícilmente recordarán las noticias de la toma del Liceo de Aplicación, por ejemplo, o las protestas callejeras en la Alameda, lideradas por niños en uniforme, apenas adolescentes, premunidos de banderas y pancartas.
Sin embargo, el excelente trabajo de recopilación nos entrega un contexto histórico repleto de sentido.
Hay en la frescura juvenil de estudiantes inspirados por grandiosos sueños un conmovedor contrapunto con lo que la vida, finalmente, fue. ¿Qué se hicieron las agrupaciones tan disciplinadamente coordinadas, los trabajos de verano, las convivencias y, en definitiva, el impulso hacia una sociedad mejor?
Los protagonistas logran una inmediata empatía con el espectador, ya que la historia está trabajada con una profunda honestidad, dejando fluir los altibajos de personajes de carne y hueso. Lo que de verdad está en juego es mucho más trascendente que el caso puntual aquí plasmado. En estos jóvenes están representados todas las pulsiones y los vuelos del espíritu de cientos de miles de chilenos anónimos que jamás cambiarán el mundo y que, con suerte, tendrán sus quince minutos de fama.
Los protagonistas logran una inmediata empatía con el espectador, ya que la historia está trabajada con una profunda honestidad, dejando fluir los altibajos de personajes de carne y hueso. Lo que de verdad está en juego es mucho más trascendente que el caso puntual aquí plasmado. En estos jóvenes están representados todas las pulsiones y los vuelos del espíritu de cientos de miles de chilenos anónimos que jamás cambiarán el mundo y que, con suerte, tendrán sus quince minutos de fama.
Los grandes sueños chocan estrepitosamente ante el muro de una realidad que no pretende acoger a quienes no son parte de un sistema de intereses. Aquí está representada una generación de ideales, pero se rinde un sincero homenaje a las que ya pasaron y a las que vendrán.
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