21 noviembre 2010

[doc] UN MUNDO SIN AGUA + carátula


El oro azul es un bien económico-comercial a la altura del petróleo, uno de los motores de la nueva economía y una mercancía que aumenta su valor según se recrudece el mercado de la sed en los países más pobres. Podemos vivir sin muchas cosas consideradas de primera necesidad, pero es imposible hacerlo sin el agua.
El agua, componente fundamental para todas las formas de vida conocidas (representa entre el 50% y el 90% de la masa de los seres vivos), es una sustancia relativamente abundante aunque sólo supone el 0,22% de la masa del planeta. El 97,25% del agua existente está en los océanos. El 2,75% que queda, es agua dulce de la que un 2% se halla en los casquetes polares y el resto, la que forma ríos y lagos, ¡sólo 0,75%!, es la que puede ser apta para el consumo humano. Esta última cifra que nos puede alarmar, por indicarnos una aparente escasez, serviría para abastecer al triple de la población actual de la Tierra. Y, sin embargo, el acceso a este recurso, su disponibilidad en condiciones para el consumo humano es cada vez un problema más grave, que da lugar al hambre, la pobreza y la enfermedad para un sector creciente de la población mundial.
La causa de todo este desastre (la llamada “crisis del agua”) está en la propia naturaleza del sistema capitalista que al desarrollar de forma anárquica la economía, atendiendo al beneficio exclusivo de unos pocos, mantiene y acentúa la pobreza de la población en amplias zonas del planeta. El agua es necesaria en cantidades ingentes en muchos procesos productivos. Para obtenerla se represan ríos, se secan pantanos, se agotan los acuíferos y humedales, se contaminan cursos fluviales,… sin la contrapartida de devolver ese agua limpia a la naturaleza. Las políticas dictadas por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a los gobiernos se encaminan a la privatización del agua. Dos grandes empresas francesas, Veolia y Ondeo/Suez dominan el mercado del agua privada en el mundo.
La ley de la oferta y la demanda se basa en que a mayor consumo, mayores ganancias, con lo que se prima el derroche y no el ahorro. La política mundial creada por el Banco Mundial, se basa en tres grandes principios:
  1. En primer lugar, el agua debe ser considerada un bien económico, una mercancía como el petróleo o el trigo.
  2. En segundo lugar, el acceso al agua es una necesidad vital, no un derecho humano; por tanto, la satisfacción de esta necesidad es competencia de cada persona que consuma un bien accesible a través de los mecanismos de mercado.
  3. Por último, el agua debe ser considerada un recurso precioso; destinada a convertirse en algo cada vez más escaso, es un recurso estratégico importante. La seguridad hídrica «nacional» se convierte, por tanto, en un problema político central.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario