¿Por qué se afirma que el principal atentado histórico contra la soberanía alimentaria ha sido el monocultivo? Esa es una de las muchas preguntas que hace al mundo entero este video, realizado por Félix Zurita y Joaquín Zúniga.
En un país como Nicaragua, despojado por siglos de sus recursos naturales y con una historia marcada por la producción para la exportación, que ha enriquecido a las grandes transnacionales y a unos pocos empresarios nacionales, el monocultivo ha sido el principal responsable de los enormes daños causados al medio ambiente, al ser humano y de la situación de pobreza extrema en que vive la inmensa mayoría de los nicaraguenses.
En un país como Nicaragua, despojado por siglos de sus recursos naturales y con una historia marcada por la producción para la exportación, que ha enriquecido a las grandes transnacionales y a unos pocos empresarios nacionales, el monocultivo ha sido el principal responsable de los enormes daños causados al medio ambiente, al ser humano y de la situación de pobreza extrema en que vive la inmensa mayoría de los nicaraguenses.
Nos han convencido de que el desarrollo es algo importante, algo imprescindible. Nos han impuesto el concepto de que el desarrollo conlleva más crecimiento y que eso es bueno para un país. Sin embargo, lo que vemos es que a mayor crecimiento hay mayores desastres, mayor pobreza y es lógico, porque si nosotros exportamos café a un precio menor que su costo, más café exportamos y más perdemos.
Nicaragua es un ejemplo de ese modelo, donde miles de personas fueron progresivamente excluidas de sus territorios para implementar los cultivos de café, algodón, banano, caña de azúcar, cacao, ganadería y más recientemente, sésamo y sorgo.
Se convirtieron en jornaleros agrícolas, mal pagados, con trabajo únicamente dos o tres meses al año o se marcharon hacia la frontera agrícola, desmontando forestas y sembrando maíz y frijol, hasta la incorporación de esos terrenos en el siguiente cultivo de agroexportación.
Nicaragua es un ejemplo de ese modelo, donde miles de personas fueron progresivamente excluidas de sus territorios para implementar los cultivos de café, algodón, banano, caña de azúcar, cacao, ganadería y más recientemente, sésamo y sorgo.
Se convirtieron en jornaleros agrícolas, mal pagados, con trabajo únicamente dos o tres meses al año o se marcharon hacia la frontera agrícola, desmontando forestas y sembrando maíz y frijol, hasta la incorporación de esos terrenos en el siguiente cultivo de agroexportación.
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