En Uruguay hay actualmente dos cultivos transgénicos: la soja y el maíz. De acuerdo al informe divulgado en agosto de 2009 por la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), durante la última década la soja ha mostrado un proceso de expansión ininterrumpido, acumulando en la zafra (2008-2009) prácticamente el 75% del área total de cultivos de verano. Según el Instituto Nacional de Semillas (INASE), la semilla de soja registrada es 100% transgénica.
El cultivo de los transgénicos tiene varias consecuencias:
- es dañino para la salud (es transgénico para soportar plaguicidas que son nefastos y su consumo puede provocar problemas de crecimiento)
- es perverso para el desarrollo económico (el cultivador se vuelve dependiente de las multinacionales por las semillas y por el plaguicida para el cual están "fabricadas", y el país se estanca en un monocultivo). Se desplazan personas y se pierden tierras.
- biológicamente, es un atentado a la biodiversidad, pues las solas sobrevivientes son las plantas manipuladas genéticamente.
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