En Uruguay, un oficial norteamericano, Michael Santore, es secuestrado por la guerrilla Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros). Sus captores lo acusan de ser un agente de la CIA, responsable del entrenamiento de la policía local en técnicas de tortura y represión. Mientras que la guerrilla trata de extraerle una confesión a Santore, las autoridades, encabezadas por el gobierno de extrema derecha, se esta acercando.
Elegante thriller político que hace una audaz declaración sobre el abuso de poder por los gobiernos en un país políticamente reprimido. Aunque no es nombrado como tal en la película, el blanco de Costa-Gavras es Uruguay, y la historia esta basada en el caso de la vida real de un oficial norteamericano, Dan Anthony Mitrione. Como es lógico la película fue cruelmente condenada en Estados Unidos por su contenido anti norteamericano y por su aparente glorificación del asesinato. La razón principal fue probablemente su audaz declaración contra la presunta intervención de los Estados Unidos en la política de América del Sur. En aquel entonces, fue sumamente sospechado que la CIA estaba activamente ocupada en apoyar a los dictadores de ultra derecha de América del Sur, para salvaguardar los intereses de los Estados Unidos. Pero la opinión pública norteamericana no estaba lista para aceptar esta clase de mensajes.
Costa-Gavras hace inquietantemente fácil para la audiencia el ponerse de lado de la guerrilla, quien al final aplica sus principios de democracia, mientras que sus oponentes, los representantes de la autoridad (incluyendo norteamericanos), son retratados como unos peligrosos fascistas.
Elegante thriller político que hace una audaz declaración sobre el abuso de poder por los gobiernos en un país políticamente reprimido. Aunque no es nombrado como tal en la película, el blanco de Costa-Gavras es Uruguay, y la historia esta basada en el caso de la vida real de un oficial norteamericano, Dan Anthony Mitrione. Como es lógico la película fue cruelmente condenada en Estados Unidos por su contenido anti norteamericano y por su aparente glorificación del asesinato. La razón principal fue probablemente su audaz declaración contra la presunta intervención de los Estados Unidos en la política de América del Sur. En aquel entonces, fue sumamente sospechado que la CIA estaba activamente ocupada en apoyar a los dictadores de ultra derecha de América del Sur, para salvaguardar los intereses de los Estados Unidos. Pero la opinión pública norteamericana no estaba lista para aceptar esta clase de mensajes.
Costa-Gavras hace inquietantemente fácil para la audiencia el ponerse de lado de la guerrilla, quien al final aplica sus principios de democracia, mientras que sus oponentes, los representantes de la autoridad (incluyendo norteamericanos), son retratados como unos peligrosos fascistas.
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