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La Patagonia Rebelde es el nombre que recibió la lucha protagonizada por los trabajadores anarcosindicalistas de la provincia de Santa Cruz, entre 1920 y 1921. Comenzó como una huelga que luego fue salvajemente reprimida por el ejército.
La Federación Obrera Regional Argentina había organizado en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, la Sociedad Obrera de Río Gallegos dirigida por el anarquista español, Antonio Soto. Centro de producción de lana con destino a la exportación, con grandes latifundios y frigoríficos ingleses, sufrieron la baja demanda de los stocks acumulados al finalizar la 1a Guerra Mundial, y la caida del precio regresando al nivel normal de cotización. Afectó a los estancieros y comerciantes, pero repercutió aún más sobre los trabajadores laneros y los peones rurales. La jornada era de 12 horas, la de los esquiladores y los arrieros rondaba las 16 horas; los salarios eran ínfimos, y frecuentemente eran pagados en bonos o en moneda extranjera que al cambiarla era tomada por un valor menor. El único día de descanso era domingo.
En esta situación, los obreros presentaron a la patronal un pliego de reivindicaciones. Entre otras demandas, exigían que en recintos de 16 m² no durmieran más de tres hombres, que se entregase un paquete de velas a cada obrero mensualmente, que no se trabajase los sábados, un mejoramiento de las raciones de alimentos, un sueldo mínimo mensual de 100 pesos y el reconocimiento de la Sociedad Obrera como representante de los trabajadores, aceptando el nombramiento de un delegado como intermediario. Este pliego fue rechazado por la organización que nucleaba a los estancieros, la Sociedad Rural. La respuesta de los trabajadores fue declarar la huelga general en toda Santa Cruz.
Luego de una etapa de profundización del conflicto, donde centrales sindicales porteñas intentaron romper la unidad obrera, y la burguesía, que por intermedio de la prensa manipulada por la Sociedad Rural, de ligas parapoliciales y del ejército, hizo reprimir duramente las organizaciones obreras, se produjo una segunda huelga, política y general.
El 24 de octubre se allanaron y clausuraron los locales de la Federación Obrera de Río Gallegos, Puerto Deseado, San Julián, Puerto Santa Cruz y se arrestaron a los dirigentes obreros. El secretario general de la Federación es detenido y torturado por la policía; luego será deportado junto con otros obreros. Se declara la huelga general en Santa Cruz. Antonio Soto, que estaba en la estancia Bella Vista, enarboló una bandera roja y negra del anarquismo, y comenzó a impulsar la huelga y toma de estancias. A comienzos de noviembre, Soto había levantado a los trabajadores de las estancias Buitreras, Alquinta, Rincón de los Morros, Glencross, La Esperanza y Bella Vista. El presidente argentino Hipólito Yrigoyen decidió el envío de tropas del Regimiento 10° de Caballería, dividiéndola en 2 cuerpos. El principal era comandado por el jefe de la expedición, el teniente coronel Varela, y el segundo cuerpo era comandado por el capitán Elbio C. Anaya.
Siguió una terrible represión, donde no se hicieron prisioneros, desde fines de octubre hasta fin de año. La represión continuó desde la región de San Julián hasta Cañadón León. Las tropas de Anaya marcharon hacia el norte. Cerca del mediodía, luego de un tiroteo en Tapera de Casterán se tomaron numerosos prisioneros. Si bien los militares declararon que murió tan solo el dirigente Albino Argüelles y dos huelguistas, se fusilaron un centenar de prisioneros.
La última columna de huelguistas que quedaba activa era la dirigida por José Font, en la zona de Puerto Deseado. Este dividió sus fuerzas en dos columnas, una de 300 hombres hacia el sur de Puerto Deseado, en Bahía Laura, y la otra liderada por él hacia Pico Truncado. Ocuparon el poblado de Las Heras y dejaron a cargo al delegado Antonio Echevarría. El 18 de diciembre Varela envía un tren de exploración desde Puerto Deseado, que llega a Las Heras a cargo del subteniente Jonas. Retoma Las Heras sin resistencia y fusila a Echevarría y a otros dirigentes huelguistas. El 20 de diciembre Varela arribó sobre un campamento de huelguistas. Se produce el único acto de resistencia al ejército en toda la campaña: en un tiroteo es herido el soldado Salvi y muerto el soldado Fischer. Entre los huelguistas hubo al menos tres muertos y varios heridos. Varela y su grupo tuvieron que retroceder hasta Jaramillo. Desde allí parlamenta, y promete respetar la vida de todos y acceder a sus demandas si se rinden. Luego de una asamblea, los obreros deciden entregarse en la estación Tehuelches el 22 de diciembre. Contrariamente a los prometido, Varela fusila a Font, a Leiva y al menos a medio centenar de obreros. Al exterminar al último grupo de huelguistas, las tropas del ejército se dedicaron a rastrillar toda la provincia de Santa Cruz en busca de los huelguistas dispersos. El ejército perseguirá a los huelguistas, los irá atrapando y fusilando sumariamente. La campaña finalizó el 10 de enero de 1922. En total, alrededor de 1500 obreros y huelguistas resultaron muertos.
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